La idea del título, aunque no está expresada igual, la he
tomado de una poderosa campaña ciudadana. Creo que es de rabiosa actualidad y
que nos viene muy bien para nuestros propósitos. Ojalá fuese mía. Les prometo que me causa verdadera envidia no tener esa claridad de pensamiento.
Ayer leía un comentario sobre nuestro público. Me refiero a
la gente a la que podemos cautivar con nuestras ideas. Después de casi un año
de nefasta gestión y acumulo de desavenencias, yo comprendo que nos cueste
reconciliar según qué cosas. No omitiré que me causó mucho rechazo ver cómo había
propietarios que cedieron sus firmas a estos impresentables en la última
asamblea, simplemente porque estos les dijeron que los anteriores robaban. Es
decir, a mi juicio tuvieron un criterio un tanto precario.
Sin embargo, es ahí cuando la sociedad realmente es capaz de
sorprenderte. Lamentablemente no puedo dar nombres ni motivos, pero expreso aquí
que ha habido personas a las que nunca les hubiera imaginado apoyando nuestra
causa, y lo hacen con más fervor que alguno de nosotros. Ahí no queda la cosa,
ya que hay bastantes que se han percatado de su anterior error y ahora nos
apoyan también.
¿Debemos ser unos sectarios acérrimos? Aceptar una equivocación
es de sabios. Delante mía, y de tantos otros a los que yo considero coherentes,
no se realizará persecución alguna de personas claramente partidarias de otro
bando en el pasado. Pero eso sí, sean coherentes esas personas también, y no
lastimen en la herida.
Como argumentaba en mi respuesta al comentario, debemos ser
claros y francos. No sólo no esconderemos la candidatura, sino que el programa
irá por delante antes de pedir una representación. Y voy más allá, nuestro
sueño es que no haya representaciones, pues deseamos que todo propietario de la
urbanización pueda vivir en persona y decidir lo que sucederá llegado el
momento.
Entonces sólo nos queda una tarea: llegar a todo el
electorado. ¿Cómo hacerlo? Por más que hemos estado en contra de la afiliación política
de las ideas en este blog, no podemos obviar que un gran número de nuestros
simpatizantes tienen una clara, que difiere más bien poco, la expresen en público
o no. La clave es romper esa barrera, porque las ideas políticas son todas
preciosas, salvo las extremas, y se pueden quedar al margen perfectamente. Llámenme
creído, pero espero que me permitan introducir un nuevo concepto:
Propietarios libres
Libres de vivir y de apoyar ideas e intereses al margen de
lo que dicten sus afiliaciones o querencias políticas; libres de decidir en
base a una información veraz y contrastada; libres de arrepentirse, de cambiar
de opinión, o de llevar al fin de los términos la misma. Propietarios con
ideas, con gustos por PP, PSOE, IU, UPyD…, con miras que van más allá de lo
puramente local, anacrónico y vulgar. En definitiva, propietarios con poder.
Definido el concepto, sólo queda engrosas las filas de este
nuevo grupo. Y díganme, ¿creen sinceramente que podremos atraer miembros sensatos de cualquier partido si nosotros aparecemos en todos lados con las "chapitas" y camisetas del nuestro? Despojémonos de nuestros símbolos, dejémoslos
en casa, y salgamos a buscar lo que nos une. ¿Y qué nos une? La coherencia, la búsqueda
de la buena gestión, de lo mejor al menor precio, del respeto hacia nuestros
empleados, de la información total de lo que ocurre.
No hay que olvidar que
quien vive en Nueva Otura somos nosotros, no el Alcalde o la mayoría de los
miembros de los partidos en el consistorio. A quien de verdad le afecta lo que
ocurre aquí es a las buenas gentes que pueblan la urbanización. Los demás, que
debatan, pero que no metan mano deslealmente en nuestros asuntos.
Yo soy un propietario libre, ¿y usted?
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