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martes, 28 de agosto de 2012

El día que la decencia superó a las provocaciones



Si, señores, ayer fue un día movidito.

Todo parecía indicarlo desde bien temprano, cuando algunos de los miembros de este movimiento se paseaban a las 14 horas con un megáfono por la urbanización, informando sobre la manifestación que tendría lugar por la tarde.  Ante el estruendoso eslogan, no faltó un miembro del actual Consejo Rector rebajándose a lo mínimo, al que llamaremos Mr. Table. Pues si, salió de su casa móvil en mano, señaló su fachada con restos de una pintada y a continuación nos señaló a nosotros, indicando claramente que nos acusaba de los desperfectos ocasionados en su domicilio, a la par que parecía querer amedrentarnos con la policía.

Desde aquí expresamos que no estamos de acuerdo con el gesto de pintarle la fachada. Hay muchas maneras de reivindicar las cosas, y empezar una guerra de pintadas solo puede culminar en que nosotros también las tengamos.

Pero volvamos al tema, se nos provoca. 

Después llega la tarde, y con ella la manifestación. Increíble, no se esperaban esas cifras de asistentes. Entonces se demostró qué es lo único que alguien puede hacer cuando cuando ha perdido y no tiene escrúpulos; pues intentar que nos sobrepasemos. Mr. Table de nuevo aprovechó que un miembro de la manifestación se volvía al lugar de inicio para recoger una cosa, y lo increpó desde su terraza. Más aún, el mismo presidente evidenció su presencia en el domicilio encendiendo y apagando las luces sin pensar en salir.

¿Qué consiguieron con estas provocaciones? NADA

Los manifestantes demostraron su buen gusto y ejemplaridad respetando las normas, cosa que bien se acreditará en el informe de la Guardia Civil a la Subdelegación de Gobierno. No hubo eslóganes de insultos, no hubo ataques contra los domicilios, no hubo intentos de entrar en los mismos, y ni siquiera se tocó un solo timbre. Y es que, señores, que los miembros del actual Consejo Rector pensaran esto previamente, solo responde a que lo ven normal. Algo lógico sin duda, cuando su amo basa la mayoría de las estrategias en la intimidación.

Desde aquí os damos las gracias por una magnífica manifestación, que no podía haber tenido forma sin vosotros.

2 comentarios:

  1. Pero al señor presidente no le salio su jugada, frente a su casa habia un gran numero de cascotes de ladrillos, todos muy bien puestos, para que en su chuleria provocadora de apagar y encender luces, terminara en apedrear su casa, y ya seria una victima, sr presidente le salio mal el tirito, pero no contento con eso esta mañana los ha retirado cuando se le pretendia hacer una fotografia. NO MAS MAFIA.

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  2. Transcribo literalmente de un mail con el que me he reí mucho ayer:



    Explicación de un albañil gallego a la compañía aseguradora que no comprendía, debido a la naturaleza de sus lesiones, cómo podía haber ocurrido el accidente. Este es un caso verídico cuya trascripción fue obtenida de una copia de archivo de la aseguradora. El caso fue juzgado por el Tribunal de Primera Instancia de Pontevedra.



    Excelentísimos señores:

    En respuesta a su pedido de informaciones adicionales declaro: en el ítem N* 1 sobre mi participación en los acontecimientos, mencioné: "tratando de ejecutar la tarea y sin ayuda", como la causa de mi accidente. Me piden en su cana que dé una declaración más detallada, por lo que espero que lo que sigue aclare de una vez por todas sus dudas.

    Soy albañil) desde hace 10 años. El día del accidente estaba trabajando sin ayuda, colocando los ladrillos en una pared del sexto piso del edificio en construcción en esta ciudad. Finalizadas mis tareas, verifiqué que habían sobrado aproximadamente 250 kilos de ladrillo. En vez de cargarlos hasta la planta baja a mano, decidí colocarlos en un barril, y bajarlos con ayuda de una roldana que felizmente se hallaba fijada en una viga en el techo del sexto piso.

    Bajé hasta la planta baja, até el barril con una soga y. con la ayuda de la roldana, lo levanté hasta el sexto piso, atando el extremo de la soga en una columna de la planta baja. Luego, subí y cargue los ladrillos en el barril. Volví a la planta baja, desaté la soga, y la agarré con fuerza de modo que los 250 kilos de ladrillos bajasen suavemente (debo indicar que en el ítem 1 de mi declaración a la policía he indicado que mi peso corporal es de 80 kilos).Sorpresivamente, mis pies se separaron del suelo y comencé a ascender rápidamente, arrastrado por la soga. Debido al susto, perdí mi presencia de espíritu e irreflexivamente me aferré más aún a la soga, mientras ascendía a gran velocidad. En las proximidades del tercer piso me encontré con el barril que bajaba a una velocidad aproximadamente similar a la de mi subida, y me fue imposible evitar el choque. Creo que allí se produjo la fractura de cráneo.

    Continué subiendo hasta que mis dedos se engancharon dentro de la roldana, lo que provocó la detención de mi subida y también las quebraduras múltiples de los dedos y de la muñeca. A esta altura (de los acontecimientos), ya había recuperado mi presencia de espíritu, y pese a los dolores continué aferrado a la cuerda. Fue en ese instante que el barril chocó contra el piso, su fondo se partió, y todos los ladrillos se desparramaron.

    Sin ladrillos, el barril pesaba aproximadamente 25 kilos. Debido a un principio simplísimo comencé a descender rápidamente hacia la planta baja. Aproximadamente al pasar por el tercer piso me encontré con el barril vacío que subía. En el choque que sobrevino estoy casi seguro se produjeron las fracturas de tobillos y de la nariz. Este choque felizmente disminuyó la velocidad de mi caída, de manera que cuando aterricé sobre la montaña de ladrillos sólo me quebré tres vértebras.

    Lamento sin embargo informar que, cuando me encontraba caído encima de los ladrillos, con dolores insoportables, sin poder moverme y viendo encima de mí el barril, perdí nuevamente mi presencia de espíritu y solté la soga. Debido a que el barril pesaba más que la cuerda, descendió rápidamente y cayó sobre mis piernas, quebrándoseme las dos tibias. Esperando haber aclarado definitivamente las causas y desarrollo de los acontecimientos, me despido atentamente.

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