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martes, 18 de septiembre de 2012

Contando las gotas



Este verano, hablé con  un vecino de Nueva Otura, este tuvo a bien acogerme en su casa y demostrarme viviendo su vida lo complicado que resulta subsistir contando las gotas.

En este siglo y en un pueblo donde se compra la incolora a precio de oro, las calles brillan y los medios no desaparecen por su ausencia sino porque pesan y se mantienen por sus cuidados. Entonces…. Por que el ayuntamiento no media para que las necesidades primarias queden cubiertas en un pueblo tan preciado?.  Me pregunto: ¿Intereses ocultos?   

En fin que mi amigo construyó su vida en esta urbanización junto a su familia y compró su agua, su pozo. Lo que no pensó es que tendría recomprar dicho líquido como la sangre de los toros en reventa. Ni que los frutos de su huerta secarían su raíz, por el egoísmo codicioso de una empresa que pretende hacerse con el emporio. Ni tampoco que sus políticos no mediarían en el conflicto y que el margen del papel sería el abdomen más cómodo donde descansar, ante las desigualdades.

Pero debemos tener en cuenta, que las gotas que no salen de nuestros grifos, serán acumuladas una a una, con el sudor de nuestras frentes. Tenemos calor y mucha sed, seguiremos recreando lo que pasan mis vecinos.

De Otura y con sed

1 comentario:

  1. Su vecino, no la ha engañado, y usted muy poeticamente y dentro de una corrección envidiable, ha palsmado en un corto escrito, nuestro padecimiento, pues bien le comunico que todo ello es debido a un regidor, que no vive para el pueblo, y unos cuantos mariachis que tocan y bailan a su son. El bailar lo vemos todos, pero el son, aun no sabemos cual es.

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